Thursday, November 30, 2006

De vuelta en Delhi.

08:00am, de nuevo en un interminable viaje de más de nueve horas en otro jubilable autobús indú. Me siento detrás del conductor, aquí se tiene una buena vista de los abominables adelantamientos y hay un buén hueco para estirar las piernas. Esta vez el conductor parece estar encendido. Lleva un pañuelo atado a la cabeza, en el retrovisor veo sus ojos moverse intranquilos, sus dientes asoman entre los labios, el claxon huele a circuito quemado de tanto usarlo. Nadie nos adelanta, a todo adelantamos, a nadie que le hace señas para para recogerlo, parece que he tomado el expreso.

Aún con esta sensación de extrama velocidad nuestra media hasta Delhi ha sido de 35km/hora, los últimos 20km nos ha costado más de una hora de bocina.

19:00horas y aquí estoy de nuevo como si nada hubiera ocurrido, como si Rishikesh, las israelies, Nepal, la noche vomitando, los interminables viajes en bus... sólo hubiesen sido flashazos de un sueño. Estoy en mi terraza favorita en Pahar Ganj, en el Club India, esperando mi plato de pasta con tomate, he cogido un poco de abersión a la comida india después de la mala digestión del otro día y durante todo el viaje salivaba pensando en un plato de pasta al dente con boloñesa. No he pedido boloñesa por que no quiero jugármela con la carne pero, casi casi, voy a satisfacer mi fantasía del viaje.

Aquí, en Main Bazaar, rodeado de turistas y de nativos acostumbrados a los turistas me siento extrañamente protegido, como en casa, he negociado ágilmente el trato con el rickshaw, con el del cambio, incluso con el del hotel. Todo sigue donde estaba, y me doy cuenta que los ruidos de los cláxones apenas se oyen, estaré volviéndome sordo o es que 2 noches durmiendo frente a la estación de buses de Mahandranagar me han inmunizado al suabe trinar de los vehículos de Main Bazaar.

La pasta esquisita, ahora me voy a arriesgar con un lassi de plátano.

04:00am, Pink Floyd a toda pastilla en algúna ventana del callejón.

06:00am, una alarma se desintegra después de haber estado sonando durante 20 minutos, aún se oye el motor zumbando.

Wednesday, November 29, 2006

La tripa.

Son la 07:30am, espero en la entrada de mi hotel para poder darle a mi guía la mala noticia de que no voy a poder ir con él de safari a Suklapanta, me encuentro fatal de la tripa y no he podido dormir en toda la noche no sólo por las veces que me he levantado a vomitar sino también por la obsesivas pesadillas que me han acompañado en los cortos parpadeos de sueño. Le doy 100 Nrps por las molestias y se despide preocupado.

La noche ha sido horrible, he echado por el water todo lo que comí ayer: los garbanzos negros con verduas, los huevos duros, la shamosa con alubias picantes, la patata rebozada, la fruta y la media docena de chais. Ha sido mi primera experiencia digestiva desde que he venido, mi bautizo, y es que estaba empezando a relajarme demasiado, un poco más y empiezo a beber agua del grifo.

Me he quedado sin parque y sin tigres. Estoy pensando en cruzar de regreso la frontera esta noche y no arriesgarme a que me digan nada por haberme pasado un día más de mi visado, total, me encuentro debil, no puedo ir al parque y no tengo fuerzas para recorrer de nuevo los parajes con mi bici, no merece la pena quedarme. Dormiré en Banbassa (India) y partiré mañana hacia Delhi donde me espera un vuelo hacia un intento de estabilidad.

Recupero un mínimo de energía con una ducha de agua fría y una sopa y me absorve el autobús que me lleva a la frontera. En el puesto de inmigración el mismo personaje de las 'donaciones' del otro día. Esta vez consigo contener mi 'generosidad' haciendome el longuis y haciendo como que no entendiendo su floreada explicación de la donación.

Las 05:00 am, en un mugriento hotel de Banbassa donde seguro que habitan latentes miles de investigables bacterias entre las almohadas, un puesto de la calle castiga a los que se pueden quedar acostados un poco más con su estridente música que se clava en mi cerebro cabreado por tan agresiva extracción de su fase rem. No entiendo el poco respeto que tiene esta gente por el silenco y menos aún como nadie dice nada.

Tuesday, November 28, 2006

Paz en Nepal.

Por fín he encontrado los territorios alejados de pisadas de turistas, silenciosos y profundos, aquí, en Nepal, a 5km de Mahandranagar en dirección hacia la reserva de animales salvajes Suklapanta.

He alquilado una vieja bici (100 Nrps/día + 1000 Nrps de fianza) y he puesto rumbo al sur, atravesando caminos de tierra bordeados de humildes casas de paja y barro. Mucha gente se cruza en mi camino montados también en sus bicicletas y ciclomotores, me miran pasmados, vuelvo a ser la estrella del rock que fuí en Old Delhi. Si en Old Delhi no había otro turista en 200m a la redonda aquí no creo que lo halla ni en 20km.

El ingles de esta gente es aún mas duro que el de los indús y su hospitalidad más agresiva.

NOTA PARA EL VIAJERO:
Las rupias indúes son aceptadas con alguna queja, pero aceptadas al fin y al cabo. Hay que tener en cuenta que te hacen el cambio al vuelo, que viene a ser dividir el precio en Nrps por 1.60 para saber el precio en rps.
FIN NOTA PARA EL VIAJERO.

Son las 17:35horas, justo la hora de la puesto de sol, los mosquitos hacen cola a mi alrededor y temo que mi crema protectora no sea lo suficientemente persuasiva. Estoy en las gradas de un gigantesco campo de futbol medio en ruinas, los chicos gritan tras la pelota, las bocinas de lo autobuses se oyen cercanas. Degluyo plátanos y mandarinas, la fruta es tan deliciosa que puedo comerme 10 plátanos de una sentada sin esfuerzo.

He pasado el día más soñado que podía tener. Mi bici me ha permitido adentrarme en las profundidades de los pueblos. Huertas, canales, bosques, ríos, caminos de tierra. La vida fluye pausada, tranquila y densa. Todo el mundo te observa fijamente y se ilumina en una sonrisa si les saludas con uno de sus gesticulados 'namasté'. Aquí la gente vive de la tierra, ara los campos tirando de enormes vacas cuyo nombre me han dicho 30 veces y aún no me lo he aprendido (creo que es 'yack'). No puedes pasar un rato sólo, enseguida te verás rodeado de numerosos curiosos que se acercarán poco a poco hasta que el más lanzado te saludará. Los niños sólo quieren reirse, los adultos sólo saludar y los adolescentes querrán ser tus amigos de por vida.

Navendra me ha llevado hasta un enorme puente de hierro del que están todos muy orgullosos. Me ha preesntado a tíos y amigos y me ha llevado a su casa a conocer a su familia. Sus ojos eras tristes y envidiosos de mí, lo que no sabe es que es unos de los seres más afortunados de la tierra, todos en el pueblo son sus amigos, las casas de su alrededors están habitadas por su familia, el agua fluye por sus campos. la temperatura es templada incluso en inviernto, la tierra vominta sus frutos todo el año, sus futuros hijos corretearán descalzos por los caminos y jugarán entre animales y ríos e irán a la escuela en bicicleta. Como todas las gentes que viven pisando la tierra están hipnotizados con la falsamente maquillada 'calidad de vida occidental'.

Me ha presentado a su tío que es profesor en una de las numerosas escuelas cercanas y no he podido rechazar la invitación a ser el animal de feria de sus alumnos. Los niños revolotean de excitación, sonrientes a mi alrededor y todos quieren que escuche su "hello¡", se tapan la boca sin poder aguantar la risa cuando me hecho la manos al pecho he intento pronunciar un "namasté¡".

Agotado de tanta hospitalidad, no acostumbrado no se puede digerir, me echo solitario a la sombra de un árbol apartado intentando desaparecer por un momento. No pasan 5 minutos cuando dos pequeñas ninfas me saludan a lo lejos y me hablan con un perfecto inglés. Están orgullosas de que haya elejido su jardín para reposar y se extrañan de verme solo. Me preguntan ansiosas si necesito algo: comida, agua, té... Al final, no sé cómo, acabo en su casa rodeado de toda la familia.

Tío y padre me observan sentados estilo indú, madre se mantiene a mi costado después de trarme un chai, niñas, siempre sonrientes, enfrente mío me traducen las pregunas de los demás, niños pequeños corretean impredecibles. El abuelo tose y fuma de una especie de 'silum'. Gatos, vacas, cabras. Me muestran orgullosos su jardín de mango ahora dormido y también sus bananeros. Soy como un ser de otro planeta que ha aterrizado en la más hospitalaria de las tierras donde todo el mundo se siente feliz de satisfacerte e impaciente por mostrarte.

NOTA PARA EL VIAJERO:
Cualquiera de estas gentes se habría sentido encantada de alojarme es su casa por unos días, puede ser una bonita experiencia si tienes posibilidad y tiempo.
FIN NOTA VIAJERO.

Son las 19:00 horas, de nuevo en mi hotel, el culo se me queja y las palmas de las manos también, espero estar recuperado mañana temprano pues entre los caminos de esta mañana he aceptado la propuesa de un chaval que quiere hacerme de guía por Suklapanta donde se supone que hay hasta tigres, espero sinceramente no encontrame con ninguno.

NOTA PARA EL VIAJERO:
La entrada a la reserva vale 500 Nrps, los servicios del guía me van a costar otras 500 Nrps.
FIN NOTA VIAJERO.

Dentro de una hora todo estará cerrado. Un apagón nos deja a oscuras, la buena noticia es que el hotel tiene generador, la mala es que está debajo de mi balcón.

Monday, November 27, 2006

Por fín en Nepal.

Son las 06:30am, he desayunado en un puesto de la calle un chai y un par de pasteles locales, espero en lo que se supone es el autobús a Banbassa, el último pueblo hindú antes de la frontera. La gente tirita de frío y no es para tanto, yo llevo un jersei sobre un mísero niki de manga corta, los demás se cubren con gruesos jerseis y pesadas mantas hasta la cabeza.

Son las 19:00 horas, hemos tardado 12 horas en llegar a Mahandranagar, el primer pueblo nepalí después de la frontera. El viaje en autobús es largo pero llevadero. Momentos el autobús estaba lleno hasta los topes, momentos la chica nepalí a mi lado cabeceaba sobre mi hombro, momentos reñía la gente por cosas incomprensibles para mí, momentos el autobusero ayudaba a un colega que se le había roto el autobús y había asubir al nuestro a todo el mundo. He comido 'chelo' (o algo así), una comida picante a base de algo parecido a garbanzos hervidos y servidos en el típico plato hecho con hojas secas moldeadas, cacahuetes, tostados delante tuyo en cuencos con arena caliente, y zumo de mandarina ácida que le echaban sal y azucar, yo no quería que le echaran nada pero me han insistido en que lo pruebe, el efecto tiene su punto.

El último tramo desde Banbassa (India) hasta Mahandranagar (Nepal) hay que hacerlo al trote de bici-rickshaw, es el cruze de la frontera, deberás coger un bici-rickshaw para la parte india y otro para la parte nepalí, entre medias: dos controles de aduanas que no son más que simple papeleo, bromas, foto, 30 euros y 'propinas'.

Hice el cruce de frontera a las 18:00 horas, ya oscurecido, viajar de noche en estos frágiles e invisibles vehículos es aún más termerario que los viajes en autobús. Me han vuelto a hacer sentir como un gran sultán llevándome en este carro a pedales por carreteras, caminos y puentes. Te cruzas con innumerables carros a caballo habitados por exóticas familas nepalíes que te saludan alegres.

NOTA PARA EL VIAJERO:
El bici-rickshaw de Banbassa al borde nepalí me ha costado 100rps, aunque estoy seguro que se puede hacer por 50rps, aunque es bastante largo y es justa la propina. Tienes que insistir que te lleven hasta el borde nepalí y no hasta el indú donde tienes que rellenar unos papeles, pues entre los dos bordes hay una pequeña caminata.

En el borde nepalí tienes que hacerte el visado, que, según me han dicho, son 30 dólares, (espero que me hagan bien el cambio en euros y no me hagan la cuenta la vieja: 30dólares=30euros), y si llegas tarde (más allá de las 18:00pm), como me ha pasado a mí, deberás volver por la mañana a eso de las 07:00am.

Se puede conseguir un visado gratis válido sólo para 3 días y más tarde me he enterado que hay un visado especial llamado 'safari visa', o algo así. El hombre de la oficina de inmigración nepalí me ha dicho que no pasa nada si son 4 días en vez de 3, eso espero, por mi bien y por las 100 rps que le he tenido que dar en demanda de un extraño soborno que no he llegado a entender. Después sabría que mucho mejor si no te pasas de los 3 días por que a este hombre le gustan mucho las 'ayudas' voluntarias por sus buenos servicios.

El viaje del borde nepalí a Mahandranagar me ha costado 150rps, un poco caro.
FIN NOTA VIAJERO.

Llego a Mahandranagar y me encuentro con la desilusionante sensación de seguir en la estridente India. Ruido, ruido, ruido. Las criaturas métalicas que brotan de la estación de autobuses se mueven lentamente marcando continuamente su presencia con bocinas afinadas en alguna especie de feria de atracciones. De noche sólo quedan abiertos los bares de los que salen tambaleantes paisanos borrachos.

Sunday, November 26, 2006

Que lejos queda Nepal.

Son las 08:00am y espero mis huevos rotos y mis tostadas, ¡qué facil es ser un trotamundos viviendo como un marqués!. No viajaré a Nepal hoy, prefiero pasar la noche en Haridwar a los pies de la estación y coger otro autobús hacia el noreste mañana temprano, es la diferencia entre estar todo el día estresado y llegar a lo desconocido en mitad de la noche o pasar un día tranquilo, todo lo tranquilo que se puede estar en cualquier lugar en esta alocada India.

Son las 09:00am estoy en la estación de Rishikesh, el sol gopea los autobuses que se cruzan siguiendo rutas caóticas llenando el aire de polvo y arena. Una gran llamarada fluye de la cocina de uno de los puesto, alguien se sienta a mi lado y me pregunta de donde soy. Nadie sabe dónde está el autobú a Haridwar así que esperaré tranquilo a que algo ocurra, la gente ya sabe a donde voy y estoy seguro que se mueren por avisarme en cuanto lo vean.

El moto-rickshaw que me trajo aquí me quería cobrar 50rps cuando sabía perfectamente que el viaje era tan sólo de 10rps.

He notado que encuanto me pongo la gorra llamo más la atención como guiry, seguramente mis estridentes entradas les intimiden.

El conductor salta del autobús y grita en todas las direcciones el nombre de mi destino, consigo sentarme delante del todo.

NOTA PARA EL VIAJERO:
Si quieres vivir una inquietante experiencia procura sentarte en el asiento de alante del todo, si el asiento ya está ocupado y no tienes prisa, puedes esperar al siguiente autobús que sale cada 30 minutos.
FIN NOTA PARA EL VIAJERO.

El autobús se detiene en un paso a nivel, delante nuestro una docena de personas viajan en un carro encima de chatarra inservible: una bici quemada, troncos podridos, ladrillos usados, cuerdas grasientas, tablas agrietadas... aquí la gente no tiene nada y todo vale. Se cubren sus cuerpos y cabeza con una manta vieja, pasan frío, fuman, conversan y ríen, viven en la miseria pero siguen vivos en el mas completo sentido de la palabra, viven y saltan con energía, trabajan con obstinación (he visto gente picando piedras a los costados de la carretera a la luz de un candil). La bocina del tren vomita su rugido interminable como un gran barco con ruedas que nos advierte que más vale nada se interponga en su camino.

Son las 11:00am estoy en uno de los más confortables habitaciones de hotel en las que haya estado: bastante grande, el baño, espacioso, tiene una encimera aunque no agua caliente. Abro la ventana y una humareda de polvo se lanza a mis ojos, las vistas dan a un pequeño barrio de casas bajas de techos de uralita, la gente transita tranquila por sus callejuelas y un hombre de pie al sol de su patio permanece cabizbajo y pensativo. La vida ruge como una fiera a 50 metros a mi derecha donde se encuentra la calle principal.

Son las 15:00 horas, descanso tranquilo a orillas del Ganges intentando digerir el especiado thali que he comido junto a una familia hindú. He aprendido ha hacerlo con las manos y no es tan dificil ni pringoso, el truco es ayudarte continuamente con trozo de chapata y, sobretodo, lavarte bien las manos antes y después de comer. Olvídate de pedir servilletas en estos restaurantes.

Me dirijo hacia Har-ki-pain donde se supone que se celebra la ceremonia del fuego al igual que en Benarés pero en pequeño. Dos jóvenes empujan un bici-rickshaw cuesta arriba con un enorme y gordo hombre montado. Hombres y mujeres barren los costado de la carretera alejando la porquería de sus puestos y dejándola en medio de la misma. Un hombre con pantalones remangados recoge montones de basura descompuesta en capachos y los vuelca sobre una especie de container. Los puestos de limonadas, shamosas, arroz inflado, fruta fresca, chai, se anuncian orgullosos y coloridos como flores de jardín. Uno hombre con una simple tela tapando sus partes arrastra un palo y fuma presuroso. Las hermossa mujeres antepasadas de nuestros gitanos, se visten con telas sedosas dejando que se muestre parte de su oscura piel, sus rasgos son occidentales, irradian calor y salvajismo, sus ojos son brilantes pozos de marfil, son unas mujeres realmente atractivas.

La gente se cubre con jerseis y bufandas mientras a mí me sobra hasta la pulsera, si piensan que esto es invierno no me gustaría saber lo que es el verano.

Las bombonas de butano se transportan en bicicleta. Una mujer barre totalmente de la carretera lo que los demás han dejado. Detrás mío suena atronadora lo que debe de ser los Prodygi de aquí. Dos ancianas cubiertas con desgastadas telas se sientan al estilo indio y tosen a la carretrea viendo al vida pasar. Telas de diferentes colores pastel atadas a palos ondean inquietas a modo de banderas. Una perra marrón baja la cuesta a saltitos agitando indiscreta sus abultado pechos y se detiene en mitad de la carretera para abonarla.

Son las 22:00 horas, de nuevo en el hotel, espero a que me traigan una jarra de agua caliente para ducharme como un señorito, al final el rito del fuego de Haridwar fué un poco una decepción, no quemaban sus muertos como yo pensaba, en cambio, sembraban el río con barquitas hechas con hojas y llenas de flores y velas encendiada, el ritual no dejaba de tener su encanto.

Saturday, November 25, 2006

Me encanta India.

La hospitalidad de su gente, las sonrisas fáciles, su manera de saludar, sus puestos, los rickshaws, sus precios, el silencio de la noche, sus miradas, los ojos de los niños, sus contrastes.

Ya no me irritan los continuos gritos de las bocinas, ni las continuas negociaciones, ni las difusas explicaciones que acostumbran a hacer con esaos movimientos de cabeza que es a la vez un sí y un no, ni siquiera la nata de los cafés y tes.

Son las 01:00am, mañana salgo temprano hacia Nepal, quería cruzarlo entero en bus hasta su capital pero no encuentro vuelos desde allí que me lleven a mi próximo destino a tiempo así que me conformaré con cruzar la línea y quedarme un par de días en el primer pueblo que encuentre.

Hoy he pasado todo el día com mi amadísimas chicas, la pequeña pricesa jovial y vergonzosa, la reina de intensa mirada azul, silenciosa y apacible y la brava comandante de expresión dura y misteriosa con afliado aguijón. Todo el día empapados de las aguas del río sagrado haciendo rafting por sus imprevisibles aguas y saltando desde rocas a más de 5m de altura. A la noche hemos bebido te y jugado a juegos embarazosos, me han hecho sentir super querido con sus "don't go Fernando, don't leave us¡" y nos hemos despedido con un 'hasta mañana' sabiendo que lo más probable es que no nos veamos nunca más.

Friday, November 24, 2006

Me quedan 5 días de guiri.

¿Qué puedo hacer con ellos?, soy tan malo haciendo turismo, tan sedentario, enseguida me encuentro agusto en un lugar y no no quiero moverme, como me pasó en Delhi, como ahora me pasa aquí en Rishikesh.

Se me ocurren varias cosas en las que puedo garat estos 5 días:

* Quedarme aquí y tomar el sol en la playa, hacer trekkings y raftings y cosas de esas que hacen por aquí.
* Buscar las montañas dirigiéndome hacia el norte.
* Atravesar Nepal hasta Kathmandú.
* Ir a Benarés a hacer más turismo de hotel.
* Alquilar una moto y visitar pueblitos.

Pero ninguna opción me gusta unas por que me aburriría y otras por que me gustaría tomármelas más tranquilo y no hacerlas en sólo 5 días.

Son las 15:00 horas, espero mi té en el mismo garito mugriento al lado de la carretera en el que estuve ayer. Todo el mundo me pide que me siente, que no haga nada, la servicialidad de siempre que seguro echaré de menos en mis camareros de Madrid. Cada vez estoy más animado a cruzarme Nepal en bus, según leo en los libros los viajes en autobús en Nepal son horribles y desesperantes, el autobús se llena hasta los topes y para en cada pueblo. Será una aventura para poner en práctica la nueva paciencia que estoy intentando educar. Las chicas israelíes me recuerdan que tenemos yoga a la tarde.

Son las 00:00 horas, estoy en mi habitación, he estado toda la tarde com mis chicas preferidas y es que cada vez me parecen más encantadoras, son alegres y entusiastas, mañana me voy con ellas ha saltar rápidos en el Ganges.

No consigo encontrar solución a mi estancia en Bangalore, el chico hindú con el que estaba intentando hacer un trato resulta que se va a nosedonde y me deja tirado, los hoteles no son tan baratos como me había parecido al principio y no tengo tiempo ni psobilidad de encontrar algo pues internet aquí es un desastre. Ya me da todo igual, voy a buscarme un vuelo a esa ciudad y me plantaré allí con mi mochila, estoy seguro de que al final todo saldrá mejor de lo que me pueda imaginar.

Thursday, November 23, 2006

Adiós a todo.

Son las 01:00pm, Wolf me saluda desde una mesa enfrente a la mía, he estado en internet intentando cerrar el trato con Vasu pero la luz se fué, pasa todos los días y se toma unas cuantas horas de descanso. A nadie parece importarle, todos los negocios siguen abiertos aunque tengan que cocinar con velas o mostrar el género con linternas, todos excepto los cibercafés donde todo el mundo parece estar intentando salvar sus vidas en el último minuto mientras el pitido del SAI nos advierte del fín del tiempo.

Adios a las montañas, adios a Nepal, a Daramshala, a los días de trekking... fuí un estúpido al pensar que podría hacer todas esas cosas y a la vez compaginarlas con mi trabajo.

Son las 17:00 horas de la tarde, el sol se sostiene débil sobre el Ram Jhula Bridge y prende fuego al Ganges, estoy tiritando en calzoncillos recuperando la temperatura coporal, El Ganges fluye silencioso, traidor y frío. He pasado la tarde en la playa con Wolf, un apuesto cuarentón alemán, ahora se va a su ashram, mañana hemos quedado otra vez en la playa, me gustaría pedirle que me enseñara algún ejercicio de iniciación de yoga.

Son las 18:30 horas, he estado tomando té con un grupo de paisanos cubiertos con desgastadas mantas naranjas. No entendían nada de inglés, pero las miradas y las sonrisas han bastado para compartir el momento. Acabo de pedir un thali para cenar en un pequeño restaurante con vistas al Ganges. Empiezo a sentirme relajado ahora que he tomado una decisión rotunda sobre mi futuro aquí, espero haber acertado y que consiga al fín hallar un lugar donde poder crear mi pequeña oficina. Conversar con Wolf también me ha ayudado bastante, es tan importante poder hablar con alguien con el que sientes que sus palabras son sinceras, aquí hay mucha gente amigable y todos quieres hablar contigo, pero los sienteo distantes y sobre-actuados, a Wolf sinembargo lo siento real y apacible.

Son las 22:00 horas, la noche me ha agarrado a 2km de mi hotel, estaba en un ciber del pueblo con una conexión decente, intentando llegar a un acuerdo con Vasu (de nuevo). La oscuridad en esta parte del Ganges es total en algunas calles, apenas se distinguen figuras acomodadas entre mantas durmiendo al lado de sus puestos. Los perros se ladran de un lado al otro del río. El agua parece detenida, el aire es frío. Debo recorrer el camino cuesta arriba hasta mi hotel andadno, no encontraré ningún rickshaw a estas horas. En la carretera estás ciego, ninguna farola te acompaña, por eso los sonidos se hacen palpables y los monos se confabulan y avalanzan sobre tí en tu imaginación, sólo alguna motocicleta solitaría te muestra tu alrededor por algunos segundos.

Mañana sabré si Vasu me deja quedarme en su casa o soy yo quién le manda a la mierda, he visto hoteles que me puedo permitir con acceso a internet en las habitaciones, también he visto más gente buscando compañeros de piso, así que si me sigue pidiendo mas fotitos y más detalles a propósito de mi religión y mas mierdas lo voy a soltar una buena rabieta.

Son las 01:30 am, esperaba acostarme pronto pero como me suele pasar nada sale como tenía planeado, mientras soplaba un sencillo te y escribía las anteriores notas en mi cuaderno las chicas israelís de ayer me invitan a sentarme en su mesa, más tarde se han apuntado un joven de San Francisco y el encargado del restaurante, las chicas israelía además de su evidente atractivo han resultado muy interesantes: una doctora, una abogado de compañías y una de las diseñadoras del pentium dual core que ahora duerme en las entrañas de mi portatil. El chico de San Francisco además de parecer una estrella del rock era escritor... bueno, en realidad... no lo somos todos? :). El encargado del restaurante, un joven hindú de rápido inglés, sabía hacer trucos de magia. El chico americano, como es costumbre en la gente que conozco en este viaje, partía mañana hacia tierras lejanas y las chicas me han invitado a una clase de iniciaciación al yoga, estaré encantado de asistir si los astros no vuelven a a virar mis planes.

Wednesday, November 22, 2006

Estoy intranquilo.

Hoy me he levantado intranquilo.

No puedo estar de guiri todo el tiempo, en unos pocos días debo empezar a trabajar y todavía no he encontrado un lugar donde alojarme y que me permita hacerlo cómodamente. La solución sería una habitación con internet. También se podría intentar la convinación: habitación + ciber, pero no me parece óptima, además aquí las conexiones de los ciber son desesperantes y las caídas de luz comunes.

Tampoco me encuentro cómodo en Rishikesh, esto es como nuestro Benidorm. Todo lleno de turistas, la mayoría del propio país, pero turistas al fín y al cabo. No me ha causado buena impresión y siento un pequeño rechazo, puede que se me pase o puede que no. Mi cabeza salta de una idea a otra rápidamente, tan pronto estoy pensando en marcharme al Nepal como volverme a Madrid.

Son las 19:00pm, el día ha fluido suabe y he conseguido alguna de las cosas que necesitaba, entre ellas, ropa de abrigo y sitios para conectar mi tatil aunque me queda comprobar la calidad de la conezión. También he preguntado, por curiosidad, cuanto me costaría alquilar una Emphile y me han ofrecido una por una semana por 2.200 rps (unos 40 euros). También he intentado hacerme con una SIM de prepago para el movil, después de cruzar una dura burocracia, incluso un viaje en moto para buscar un sitio donde hacerme una foto, resulta que mi movil no está liberado y no he podido comprarla.

Todavía estoy preocupado por como voy a poder trabajar desde aquí, es complicado. Posibilidades que tengo:
* Procurar dividir mi trabajo en bloques y hacerlo offline, minimizando mi necesidad de internet.
* Buscar en internet alguna oferta de alquiler de habita con conexión.
* Buscar hotel con sevicio de internet en la habitación.
* Hablar con mi contacto en Delhi gracias a Carmen para ver que me aconseja.

Mientras pensaba en estas cosas sentado en unas escaleras y mirando al infinito un guiri con pasos apresurados se ha dirigido a mí dicíendo: ?There is allways a solution", se refería a un problema suyo que acaba de arreglar pero para mí ha sido como una señal.

Son las 22:00pm, me he dado cuenta que no puedo seguir haciendo el guiri y a la vez intentar desempeñar mis obligaciones profesionales, debo volcarme por completo hacia un lado u otro y como mi obligación principal es mi trabajo he tomado una decisión: voy a coger un vuelo a Bangalore, la Sillon Valley de India, y buscar una habitación con conexión en un piso compartido. Mi primera aproximación en esta búsqueda me ha llevado a contactar con Vasu, un chico de 26 años que busca programador para compartir su piso en Bangalore. Su oferta es increible: 1.500rps/mes por una habitación con baño privado y con conexión a internet, en un edificio de lujo con gimnasio y no se qué cosas más. Con un poco de suerte esterá volando para Bangalore en unos días al encuentro de mi añorada conexión privada a internet.

Son las 00:30am, he cenado con dos chicas israelis y una pareja de americanos maduritos, después de unas risas y unos juegos de magia nos hemos despedido seguramente para siempre.

Tuesday, November 21, 2006

Camino hacia el norte.

Son las 07:00am, estoy en un rudimentario pero confortable tren camino a Haridwar desde donde cogeré un autobús hacía uno de mis destinos de larga estancia: Rishikesh.

El tren cruza por escenarios inaccesibles para mí de otra manera. Kilómetros de chabolas, barrios de estrechas casas de tres alturas, ríos negros con superficie sólida, templos en ruinas, figuras gigantes de Visnu y Shiva, enormes fábricas dormidas cubiertas de venas metálicas y altas chimeneas. En los descampados la gente que ha madrugado hace sus necesidades a la vista de todos nosotros, es como si fuera una exposición de estas colecionables figuritas de belén. Interminable vertederos sirven de comedero a los bueyes.

El tren es antiguo y desgastado, sin embargo los asientos son cómodos y espaciosos y el servicio no tiene nada que envidiar a nuestros talgos, por lo pronto ya nos han traido galletas y un té que nos lo sirven con la taza por un lado y un termo personal con el agua caliente.

Atravesamos muchos barrios de casas bajas en mal estado pero cuyos dueños caprichosos pintan de vivos colores y adornan con cariño.

El revisor tiene la frente pintada de naranja, un punto rojo y blanco entre las cejas y una gran barba recogida en un moño.

Veo vacas, Bueyes, gente desnuda, templos improvisados, tirras de cultivo en pequeñas parcelas, tiendas de campaña, casa de barro, casa gigantes, fábricas humeantes, vegetación exuverante, torres de telefonía movil, gente pintada con marcas tribales trabajando en su portatil, chabolas decoradas mientras su dueño limpia su 4x4 en frente, policías con palos, depósitos de agua en las azoteas, generadores, ciber cafés, mercados sujetos con palos, barberos con el espejo colgado de un árbol, la última de James Bond en el cine, taxis a pedales, graffitis...

Es como sí la máquina del tiempo se hubiera vuelto loca y me hubiera traído a la Edad Media pero un fallo haya permitido que parte del futuro se viniera conmigo, formándose este entrelazado de costumbre prehistóricas y los más avanzados regalos de la tecnología. Unos bueyes tiran del arado mientras a mí me preguntan si prefiero en menú vegetariano o no.

Son las 13:00pm, el trasbordo en Haridwar ha sido ágil y rápido, me he sabido deshacer con amabilidad de los taxistas y auto-rickshaws. La estación de buses es un poco desconcertante y ningún cartel sale en tu ayuda, he descubierto que los mejores informadores son los adolescentes, no los que te abordan con valentía, sino los que se quedan distantes, mirándote con timidez.

El viaje en autobús desde Haridwar a Rishikesh es la experiencia más excitante que he tenido en India. Sería fácil de describir si tuviera una cámara de video. Mi camara de fotos hace pequeños videos pero se olvida del sonido y esto es esencial para sentir la escena en todo su ambiente. Las secuencias de adelantamiento son más o menos como sigue: Yo, autobús, con un peso mayor que la moyoría de los elementos que aletean por esta carretera voy por donde me dá la gana y todo el mundo se debe apartar, incluso los que vienen de frente. Por eso mi claxon vibra atronador y mi motro ruge amenazante.

Pero hay otra criatura que se disputa valiente el dominio del asfalto y que tiene un duelo muy empatado con nuestro autobús: el camión. Maquillado como un dragón chino se encara a menudo con nuestro autobús, las dos bestias rugen y fruncen levemente el ceño miestras se mantienen la mirada, al final siempre hay un último milímetro en el que se pueden apartar y despedirse pitando. Las pequeñas criaturas desde las bicis a los auto-rickshaws deben callar y apartarse.

Rishikesh es un infierno del mismo modo que lo era Delhi, los mismo puestos, el mismo caos, el ruido,... Estaba tan arto de los conductores de auto-rickshaws que estaba dispuesto ha hacer el camino a mi hotel andando montaña arriba, al final compartí uno con más guiris pero le dije que me dejara a mitad de camino. El hotel lo he buscado mi guía trotamundos, es el New Bha Switt Cottage, habitación House n.3. La entrada al bloque de habitaciones donde está la mía es esquisita, parece un hotel de 5 estrellas pero en miniatura, con ambiente señorial y decoración con muchos rincones con sillones. Un hall con varias alturas y un mullido jardín en la entrada que parece musgo. El hotel en general es silencioso y está rodeado de bosque, creo que voy a estar super agusto. Mi habitación cuesta 250 rps/día.

Esto está lleno de lo que Javier llamaría "feel the route", gente que se integra en el sitio que visita, se pone sus ropas, imita sus costumbres, ... lo que no se dan cuenta es que aquí en la India nadie lleva esa pinta de hippies.

He conocido a Poul, un chico de Sudafrica, gordo y pelirrojo. Mientras hablábamos se ha sentado en el suelo y nos ha mostrado su arte un encantador de serpientes.

Monday, November 20, 2006

La placita de la vida.

Hay una placita en las calles ocultas de Pahar Ganj com más color y risas que ningún otro punto del mundo que haya conocido.

Para encontrarla hay que meterse en una de las callejuelas que salen de Main Bazaar con dirección norte justo en la esquina del hotel Vivek. Atravesar los olores de un angar que hace de estercolero y continuar hasta que la calle quiere que gires a la derecha. Continuamos dejando atrás las barberías y la plaza se abre a nuestra izquierda.

Mientras tomo estas notas todos los niños están ahora a mi alrededor, no creo que pueda quitármelos de encima, va a ser imposible. ¿Qué soy para ellos?¿Una figura de juguete?¿Una gran estrella del cine?.. El más lanzado me pregunta insistente: "Contri, contri¡", pero no le pienso contestar, en vez de ello me levanto y bailo, esto les gusta, cualquier escusa es buena para reirse de mí, me vuelvo a sentar y ellos conmigo, me bacilan, se empujan unos a otros para caer encima mío, la situación es de una densidad insostenible pero nada me estresa, disfruto de sus burlas y atropellos, intento quitarles una raqueta para jugar con ellos al bagminton (juego muy popular entre los niños de estas calles) pero no me dejan. Finalmente me voy, no puedo quedarme, es imposible, nunca dejarán de atosigarme, me siguen con la mirada mientras me alejo y todos levantan su mano después de la mía.

Esta plaza es como un zumo de frutas concentrado, los colores se saturan, las casitas se amontonan orgullosas, es como si todo estuviera a escala y yo fuera demasiado grande para ella, quizás es por eso que casi todos sus criaturas son niños. Me gustaría quedarme un rato a observar en paz pero sé que no me dejarían.

Tengo que irme de Delhi.

Hoy me he levantado con ganas de irme.

He dejado mi ropa a lavar en un sitio que me mostró Ruth, una chica israelí encontadora que llevaba 8 meses de viaje por China e India. He comprado unas alforjas pequeñas por 180 rps. Sólo me falta el billete. El tren sale a las 07:00am osea que me tengo que levantar a las 05:00am si quiero desayunar agusto.

Hoy no he visto a Allison, queríamos hacer juntos e lpaseo a Connaught Place en busca de una especie de mercado de tiendas del gobierno con precios fijos y productos de calidad. Espero que no haya intentado hacer el viaje sola, yo lo he intentado y tienes que hacer uso de toda tu capacidad de esquive para que los chavales jóvenes te dejen en paz un sólo minuto. El truco de no saber hablar inglés no funciona con ellos, he andado casi un kilómetro con un chico al lado que me intentaba preguntar las típicas cosas cómo de donde eres o cuál es tu nombre pero con señas, al final no he podido contener la risa y le he dicho con mi más perfecto inglés (que no lo es tanto) que muchas gracias pero que no necesitaba ayuda, creo que se ha enfadado un poco. No han pasado ni dos minutos hasta que se me acercara otro. Ni siquiera en la oficina de infromación he sentido confianza. Me he vuelto a mi entorno protegido de Pahar Ganj a comer y relajarme.

Son las 15:45 pm, las águilas sobrevuelan Main Bazaar, mi sopa de noodles me hierve en la boca, ya empiezo a acostumbrarme al picante. Pido una chapata más para intentar arrastrar el picor de mi boca hacia el estómago, la hacen delante mío y la sirven con rapidez.

Son las 20:50pm y ya tengo mi billete de tren para Haridwar. Despego de este hormigero humeante sabiendo que no he conseguido saborear ni una migaja de todo este gran pastel llamado Delhi. Todo está delate mío pero no puedo digerirlo. Todo el mundo que me encuentro me recomienda que me olvide del norte y ponga rumbo al sur, me hablan de frío y nieve, cosas que amí me aterran, aún así me siento decidio, creo que en el norte encontraré la tranquilidad y estabilidad que busco, por lo menos una cosa está clara: no es temporada alta allí.

Un afeitado a navaja y un masaje facial 50rps, seguro que he cogido 20 infecciones y eso que me han mostrado como usanbasn una cuchilla nueva conmigo pero la toalla con la que me han limpiado la cara y las orejas parecía pesar el doble de su peso original y todos sus colores tendían al marrón oscuro. Ha sido estupendo sentir la maestría de esas manos a un milímetro de rebanarme la yugular. El bien hacer y la cortesía de esta gente son enamoradizas.

Son las 22:40horas, no he visto a Allison todavía, me gustaría despedirme de ella y saber como le ha ido en su paseo hasta Cunnaght Place. Acabo de salir del cine, he entrado a la sala del barrio a ver como la gente vive una película de Bolliwood, me habían dicho que la gente cantaba, gritaba y bailaba pero no me habían dicho que fumaban y escupían ruidosamente. La película era fantástica aunque me he salido en el intermedio pues no podía aguantar las 3 ó 4 horas que vienen a durar. Había mucho rollito culebrón, planos románticos, peleas rollo Bud Spencer y escenas de humor, todo se entendía de maravilla, o eso creo, aunque en alguno chistes no me he podido reir como el resto de la gente.

Estoy en mi terraza favorita, quería despedirme de Delhi desde aquí. Sólo quería tomar un té pero la tentación me ha llevado a pedir otro pankake de plátano, esta vez con chocolate, hummm¡. No me hago a la idea de que estas calles estén a 10.000km de mi casa y que puede que nunca más vuelva a verlas.

Sunday, November 19, 2006

Old Delhi de nuevo.

He acompañado a Allison en una nueva excursión por Old Delhi. Ella necesitaba ver todo esto y yo quería volverlo a ver. Todo seguía ahí, tal como ayer, incluso me encontré tomando té en el mismo pequeño puesto donde ayer estuve con Santi. Parecía increible volver a encontrarlo. Esta escursión ha sido más larga, casi 7 horas y hemos acabado perdidos de noche intentando encontrar el camino de vuelta a casa, hasta que, desesperados, hemos pagado 50 rps a un rickshaw para que nos acunara hasta Main Bazaar.

Son las 23:30 horas, me van a traer un enorme pankake de plátano que seguro me costará menos de un euro. Estoy preocupado: un mosquito me ha picado en un dedo, no me he dado cuenta, no he podido ver como era, la marca ahora es un bultito rojo que aveces pica, aveces no. Además la polución está haciendo estragos en mi lengua que la siento áspera y tiene tiene heridas en los laterales. Creo que mañana será mi último día aquí, aunque no quiera, debo uir.

Me acabo de encontrar otra picadura en el mismo dedo.

Saturday, November 18, 2006

Old Delhi.

De la mano de Santi he conocido Old Delhi.

La Delhi de Pahar Ganj es sólo una máscara turística del auténtico Delhi, una versión light. Aquí en Old Delhi es lo mismo pero sin maquillaje, nadie se molesta en convencerte de comprar nada, pasas por su día a día como un fantasma efímero inaccesible, excepto por los niños que harán lo posible por que les dediques una sonrisa. Si aún te sumerges en alguna de las callejuelas pasarás a ser un animal exótico que causa fascinación. Te mirarán esimismados como si tus pies no llegaran al suelo, quizás sea eso lo que está ocurriendo.

Santi me ha guiado como el explorador guía al turista de ciudad por la impredecible selva, él ya se conoce estas tierras. Me encanta poder confiar en alguien que maneje las velas y sentarme a sentir el barco mecerse. Me he sentido super cómodo y super protegido. Mañana voy a acompañar a Allison en una expedición parecida. Será más complicado pues ya no tenemos con nosotros la experiencia y la brújula mental de Santi, además ella es una mujer y rubia.

Son las 00:30 horas, acabo de recorrer las oscuras y abandonadas calles de Pahar Ganj con Allison, hemos vuelto al hotel a cerrar el día, ella enviando romanticismo vía email y yo intentando sintetizar mis recuerdos del día. Creo que se podría escribir un pequeño ensayo de prosa poética intentando describir una sola tarde andando por esos barrios.
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Aquí en el bar del hotel sirven el té de una manera excepcional. Hoy té de menta con gengibre, el gengibre está machacado no cortado y la bolsita de té no la meten en el baso para que controles a tu gusto el tiempo y el momento de meterla.

Santi también se ha ido, de mis conocidos sólo queda Alliso, puede que yo sea el último en abandonar el barco. Todos, incluido yo, veníamos a Delhi con la idea de huir cuanto antes de los ruidos y los olores de esta ciudad, pero su caos misteriósamente estable me está atrapando. Esta ciudad se adapta a tí como si cayeras en una piscina de gelatina. Puedes bucear en sus más oscurar profundidades y todo se moverá a tu alrededor para hacerte un hueco. Puede que sus corrientes te arrastren si te descuidas un momento pero nada doloroso te golpeará.

Santi nos ha llevado a comer Tali a un sitio donde la gente come con las manos y donde no hay servilletas.

Me despido de tí por hoy, me siento agotado como sólo un trekking de 5 horas por Old Delhi puede dejarte, aún así tardaré en conciliar el sueño... es esto el famoso jet-lag?

Friday, November 17, 2006

En India.

Sobrevuelo un cruce de estas estrepitosas calles, una es Main Bazaar las otras no lo sé ni creo que lo sepa nunca. Me encuentro en la terraza del Club India un agradable e higiénico restaurante-cafetería donde ya es la segunda vez que ceno.

Desde aquí se tiene una vista privilegiada de las alocadas escenas que ocurren en estas calles de Pahar Ganj. Los rickshaws gritando entre los niños que corretean, las bicis y las motos esquivándo choques frontales que siempre parecen inevitables. Una cuadrilla de niños se pelean usando su mejor cárate, pero luego se abrazan para despistarme.

Los puestos se pliegan perezosamente. Puede que sus dueños tarden una hora en recoger, no parecen tener prisa por llegar a casa. Los puestos de fritangas que todavía no me he atrevido a probar, humean incasables. Un encargado de un puesto se agacha mientras barre el polvo de la calle hacia el centro de la misma alejándolo de su tienda. Las vacas usmean en la basura y se comen los periódicos. Los pitidos y los motores van alejándose. La noche será tranquila y silenciosa.

Javier se ha ido, sólo llevo una hora sólo y me siento desorientado. Su camino le lleva hacia el sur, hacia Jaipur, y le separa del mío que me espera hacia el norte, en Rishikesh, Daramshala y, posiblemente, Nepal.

Hoy hemos hecho un city-tour en taxi.

NOTA PARA L+S VIAJER+S:
Les comento a los viajeros como hemos hecho lo del city-tour para que se hagan una idea.

750 rupias (14 euros) un taxi para nosotros durante cerca de 7 horas. Te lleva a donde quieras o le dejas que te lleve. Puedes conseguirlo más barato, incluso gratis, si dejas que te lleven a todas las tiendas que ellos quieran. Es muy típico esto de que los taxistas insistan mucho en llevarte a esta u otra tienda, no sé cuál es el negocio que se traen entre manos pero no se puede ser muy permisible con esta costumbre o estarás perdido, sin embargo no pasa nada si te consiguen llevar a una tienda, en la que estuvimos era fantástica, parecía un museo de artesanía, había cosas realmente increibles, grandiosas.

Nosotros intentamos hacer lo posible para encontrar por nuestra cuenta un taxista que nos llevara de tour sin llevarnos a ninguna tienda, pero negociar con ellos es agotador y al final nos volvimos con el rabo entre las piernas a pedir ayuda a cualquiera de las oficinas turísticas del barrio.

Hay que tener en cuenta que resultará casi imposible estar con un taxista durante 7 horas y que no te consiga llevar a ninguna tienda, el nuestro, aún habiéndolo contratado en una oficina turística, nos acabó llevando a una, como he dicho antes no me arrepiento pero le dejamos saber que estábamos enfadados y que se notaría en su propina.

Sumarle a las 750 rupias las 200 que le dimos de propina (es una propina excesiva). Sumar también las dos entradas que tuvimos que pagar pues no todos los sitios de interés turístico son gratis, en tickets nos gastamos 350 rupias cada uno. Las entradas para extrangeros son más caras pero no haces cola, agradecereis esto si vais el domingo a ver el Red Fort.
:FIN NOTA PARA LOS VIAJEROS

Aunque yo no tenga sensibilidad para las visitas a los edificios y demás cosas históricas ha sido un paseo delicioso, y me ha parecido curioso encontrame haciendo turismo rodeado de turistas del país. Y en los trayectos el taxi nos convertía en espectadores protegidos de unos mundos profundos.

Acaba de aparecer en mi mesa un suculento plato de tofu esponjoso con verduras presentado en una bandeja de piedra caliente que chisporrotea, junto con unos trozos de pan pita grasientos y deliciosos. Todo ello por 60 rps (poco más de 1 euro).

Os dejo para cenar mientras observo desde el aire como los puestos cierran entre risas, gritos, música, motores y humo.

...

No he terminado de comer, me falta el masala chai. Ahí abajo están descargando ladrillos macizos de un camión, a mano, uno a uno, haciendo una cadena humana hasta el suelo. Los cuentan una y otra vez, como si fueran lingotes de oro, para que no falte ninguno.El policía descansa sentado en una silla afuera de su garita. Dos personas ya duermen encima de su puesto recogido.

Llega mi té, está hirbiendo, como siempre, quizás tenga que esperar media hora hasta poder pegarle el primer sorbo, la nata se solidificará en su superficie.

El Santi todavía sigue por aquí, nos lo solemos encontrar, espero que me lo encuentre mañana. Él también marcha, hacia Nepal. Yo no sé cuando conseguiré despegarme, aquí aguanto un par de días más por lo menos. Quiero segiur embriagado de este extraño caos que te satura todos los sentidos. Cada rincón es una foto, cada mirada un bombazo al corazón, cada niño una bomba de energía.

Hoy, sentado con el Santi en un puesto de café a orillas de Main Bazaar me ha dicho algo que he tardado en digerir: "Mira: un elefante¡", creo que he tardado más de 20 segundos en reaccionar y girarme y ahí estaba: magestuoso, solemne, imperturbable, abriendo las aguas a su paso, deteniendo el tiempo. Un elefante atravesando Main Bazaar, quienes conozcan la calle y su ambiente comprenderán lo sorprendernte del espectáculo.

Esta tarde en nuestro guiry-tour nos han asaltado varias veces señoritas hindúes de rasgos orientales, joviales y traviesas, nos piden que nos hagamos fotos con ellas. Son mayores, mujeres inquietas de una zona de la India que me está apeteciendo conocer. No hablan inglés sólo les he podido entender que son de alguna zona del noreste pero el nombre de la ciudad fué ininteligible para mí.

Son las 23:00 horas de la noche, una moto ruje y desaparece, parece marcar la caída del telón, la calle comienza a detenerse. El muro de ladrillos descargados ha crecido hasta la altura de un hombre, 3 personas miran mientras 4 trabajan, es una buena proporción comparada con la que se suele dar en España.

En el hotel hay un miniciber, he hablado con el encargado y me ha dicho que no hay problema en enchufar mi portatil siempre y cuando sea yo quien se encargue de que funcione. En esta ciudad todo es negiciable, esto agota muchas veces, pero te salva la vida algunas otras.

La comida es barata, esquisita, muy barata y la puedes pedir a cualquier hora. Todavía no he comido nada extremadamente picante ni nada que me haya sentado mal.

...

Son las 01:30 horas de la mañana, estoy en la sala multiusos del hotel. Cualquier idea que te estés haciendo de conceptos como: sala multiusos, baño en la habitación, balcón, acondicionador de aire, acceso de alta velocidad a internet.. no valen aquí. En la sala multiusos el techo en bajo, no hay ventanas, es oscuro y las paredes están alicatadas con granito blanco, como si antiguamente hubiera sido un baño turco. El baño es mugriento, la ducha está oxidada y cae el agua sobre la taza del bater, el lavabo escupe el agua a tus píes y el desagüe traga mal. Si te asomas bruscamente al balcón puedes darte un cabezazo con el edificio de enfrente y si cuelgas la ropa húmeda en el balcón puedes electrocutarte (gracias Virginia por el aviso). Aún así he tenido dudas a la hora de decidirme a buscar una habitación más confortable en otro hotel y cuando me han dicho, en el hotel al que he ido, que todo estaba ocupado me he sentido aliviado y he vuelto alegre a mi hotelucho a negociar un par de días más. Me encanta este hotel, son super agradables, no me falta de nada y me siento seguro.

...

Las 03:00 horas de la mañana, quería haberme acostado pronto pero una parejita de inglesitos ébrios se han sentado en mi mesa a darme charla, eran majos y habían viajado por todo Asia durate 8 meses, sólo que el chico bebía wisky y se ha aprovechado de mi paciencia para escupir sobre mí toda la rabia que tenía acumulada porque la gente en India "Only wants money.. money¡". Comentaba que en ningún sitio había visto la insaciable sed de dinero que ha visto aquí. Al final le he hecho un esquive y he conseguido que me dejara marchar.

Voy a salir a mi super balcón a fumar un cigarro traquilo y ver si mi acelerada cabeza se realentiza hasta la fase rem.

Thursday, November 16, 2006

Llegada y primer día.

He llegado a la India. Todo es fantástico. Tanto me habían contado, tantas advertencias había acumulado en mi cabeza que estaba esperando lo peor. En realidad todo es como me lo habían descrito, todo el caos, el ruido, la suciedad, los olores, la miseria... todo está aquí, pero los colores con los que lo han pintado son tan alegres y tan vivos que todas esas cosas horribles se te aparecen delante y aún así no puedes parar de sonreir.

El ventilador encima de nuestras cabezas intenta mover el aire pero no lo consigue. Las paredes son blancas, por lo menos en la parte más cercana al techo y se van oscureciendo, por la mugre, en las zonas medias y bajas. El pequeño espejo cuelga torcido de la pared al lado de un teléfono empalmado con cinta adesiva. Una mesilla y dos camastros pegados. No hay sábanas, no hay mantas pero sí hay televisión.

El baño tiene de todo: agua caliente, ducha y lavabo. Pero dista mucho de haber salido del último catálogo de Roca. Es turbio y oscuro.

En la calle los cables cuelgan libres por donde mires.

En esta ciudad moriré atropellado o asfixiado por la polución. No se vé el humo salir de los coches y rickshaws, creo que el ambiente está tan cargado que el humo se funde con el color del aire. Gente, tiendas, miradas, colores, olores... coches, bicis, niños mendigos, mini cafeterías, terrazas, puestos de comida... Es un estress para los sentidos.

En el avión he conocido a tres personas. Javier, Santi y Allison. Me ha encantado. Estoy super contento de ello, me siento como si no hubiera venido sólo. Javier se rasca el paquete ahora mismo tirado en su camastro al lado mío. Está pensando que tour turístico le podemos encargar al rickshaw mañana. Hemos decidido ir de majarajás y contratar un cutre-taxi de los de aquí y que nos haga de chofer para todo el día. Nos separamos mañana. Espero encontrarme con más gente así.

Me encanta esto, la primera impresión no ha sido en el aeropuerto, ni siquiera en el viaje en taxi hasta Paharganj, inmersos en un río tormentoso de pintorescos vehículos alocados en una frenética lucha por el dominio del carril de adelantamiento.

Me han contado un truco: "El más grande siempre es el ganador". Se refiere a que siempre es mejor que vallas en el vehículo más grande pues los demás se apartarán a su paso. El truco es de Santi uno de los chicos que he conocido en el avión. Él ya es la tercera vez que viene a India y le gusta despedirse con un "luego nos vemos por ahí", y lo curioso es que nos lo hemos encontrado de casualidad horas más tarde.

Cómo decía: la impresión de "he llegado a la India" ha sido cuando el taxista ha doblado una esquina y nos ha dicho "Esto es Main Bazaar", la calle a la que íbamos, y nos ha dejado en una especie de Las Vegas de bajo presupuesto y comprimido en unas callejuelas con el asfalto levantado donde la gente y los coches se pelean por avanzar entre chiringuitos de colores. Encima de nuestras cabezas decenas de carteles gigantes superponíendose unos a otros intentando anunciar algo que aún ahora soy incapaz de entender, no por el idioma sino por la densidad de la información. Los cables de la luz campan a sus anchas como telas de araña avandonadas. Un caos increible, atroz, sujeto con pinzas, frenético.

No podía pensar, no podíamos encontrar la calle por que no había carteles con los nombres, no había números, no podías preguntar por que todo el mundo te quería meter en su casa. Estaba como drogrado en una discoteca llena de luces. La gente te increpa y las vacas te miran. Los coches te pitan..

Paharganj es increible. Nos hemos alojado en el Ajay Guest House, 5084 Main Bazaar, Pahar Ganj, New Delhi-110 055 (India). Habitación 301, por si no recibís noticias mías sepais donde empezar a buscar.

Javier me interrumpe diciendo que él se montó un blog, apunto aquí el nombre para acordarme "booboo en américa" ó "booboo en bicicleta", no se acuerda muy bien.

Wednesday, November 15, 2006

No hay vuelta atrás.

Elegí la India como destino por las siguientes razones: hablan un poco de inglés, tienen internet y, la más importante, es completamente diferente al mundo occidental.

Pero también la elegí pensando que era un país tranquilo de gente apacible, pero cuanto más hablo con la gente que ha estado allí y más me cuentan ellos más me doy cuenta de lo equivocado que estaba a este respecto.

Ya no hay vuelta atrás. Si en algún momento he estado dispuesto a arrepentirme de hacer este viaje ya he perdido cualquier oportunidad.

No tengo miedo, o eso creo. No tengo espectativas de ningún tipo, o eso creo. Tengo dinero y una gran oportunidad.

Creo que la primera misión que me he encomendado es armarme de paciencia. Ser paciente en todo momento, no desesperarme, adaptarme a los ritmos y manías de esta gente. Hacerme un ovillo en los malos momentos y esperar que pase la tormenta. Abrir bien los ojos, mirar, mirar. Tomar notas internas de todo, de esas que no sabes siquiera que has apuntado y que quedan escondidas rumiando silenciosas, cambiándote sin darte cuenta.