15:30 horas, en mi chiringuito preferido esperando que me sirvan una refrescante ensalada. Los perros de la playa están de revuelo por la aparición de un perro que no es de la comarca. El guiri que parece ser su dueño lo protege con aspavientos pero la jauría les sigue de cerca ladrando al nuevo para que se ande con cuidado.
Ya es hora de que me vuelva a Bangalore y me encadene al ordenador que tan abandonado he tenido estos días. Hay algún asunto importante que estoy impaciente por atender.
La noche de ayer fué.. curiosa. Cientos de fuegos artificiales bombardeaban peligrósamente cerca de nuestras cabezas la orilla del mar. Comí tiburón acompañado de mis agradables vecinos: australianos, ingleses e irlandeses, simpáticas parejitas que celebraban aniversarios más o menos recientes de sus respectivas bodas, desde recién casados hasta bodas de plata (25 años es bodas de plata?). Para ellos tuvo que ser una de las noches más mágicas de sus días. Para mí estuvo enmarcada en la timidez y la desituación, sólo y con tanta dificultad de comunicación, pues mi inglés no es ni de cerca suficiente para cazar la jocosa conversación de un grupito de angloparlantes animados.
Me despido de Goa con la sensación de no haber encontrado nada mágico ni poderoso. Lo más auténtico a lo que me he acercado fué al pescador de ostras que me ayudó a cruzar el enorme río que se interpuso en una de mis expediciones. Todo lo demás han sido maravillosas y efímeras sensaciones de turista en su burbuja acolchada.
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1 comment:
oye, a ese dibujito que has puesto de cabecera del blog le falta Willy Fuck
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