Estaba pasando la tarde con mis dos colegas programadores haciendo una pequeña demo de un par de interesantes frameworks java cuando la gente del bar empieza a salir pitando. No le damos gran importancia sumidos como estamos en nuestro entretenimiento pero los encargados del bar empiezan a apagar luces y no tardan en decirnos que están cerrando, la verdad es bastante pronto y algo inusual está pasando.
Mis acompañantes interrogan al camarero y se cruzan unas buenas parrafadas en este extraño lenguaje suyo. La traducción fué impactante: dos bandas rivales de Bangalore tienen cita esta noche en el centro para protagonizar un gran altercado.
Todo parte por la reciente ejecución de Saddam Hussein y por el cabreo de un gran grupo de seguidores suyos residentes en Bangalore. La policia ha sido informada y ahora está recorriendo el barrio avisando a comerciantes y transeuntes de que tomen las medidas oportunas para afrontar la manifestación que de ningún modo será pacífica.
Tenía una entrada para el cine pero me parece que me la voy a comer con patatas, voy a visitar a Mark que sabe mucho de todo y me puede explicar que es lo que está ocurriendo y la dimensión del peligro de mi integridad si permanezco por el centro. En efecto Mark confirma lo de mis anteriores acompañantes y me recomienda coja un rickshaw lo antes posible y vea las noticias mañana.
Resultado: 1 niño muerto, decenas de heridos, tiendas, coches y autobuses incendiados y altercados hasta las 07:00 de la mañana.
Sunday, January 21, 2007
Saturday, January 20, 2007
De tiendas.
Salgo un sábado de tienditas por que le quiero comprar un elefante a mi madre. Cojo un rickshaw que me lleve al centro y curiósamente me ofrece algo que siempre me incomoda: enseñarme una tienda. Estás de suerte amigo, y acepto la invitación. A cambio la carrera me saldrá gratis y a él le darán una propina.
Ir de tiendas es bastante agobiante, tienes que tener nervios de acero y no dejarte intimidar por ninguna de las múltiples estrategias de los vendedores.
Si respiras hondo y tienes un día de esos que te sientes seguro de tí mismo y la presión te hace cosquillas y sonríes, entonces es tu día de ir de tiendas.
Nada más entrar sonríes y saludas alegremente en alto, lo que quiere decir algo como "aquí estoy, venid a venderme todo lo que tengais". La voracidad de los vendedores es admirable.
Entonces empiezas a mirar las cosas y al rato empiezas a preguntar precios, no regateas al principio, simplemente pasas la siguiente pieza interesante y la observas y preguntas también el precio y pasas a la siguiente. Sin ningún tipo de esfuerzo empezarás a ver cómo los precios van bajando y si te preguntan cuál es tu precio dices: "nada nada, es muy caro". Sigues así un rato y la paciencia del vendedor empieza a acabarse, los precios siguen bajando y el vendedor empieza con los chantajes emocionales, que si no ha venido nadie hoy que si eres el primer cliente.
También jugará al típico truco de: "esta es la oferta por ser hoy por que hoy es el día de San Mortadelo". Lo que quiere decir que si vas a otra tienda la pieza estará mucho más barata por lo que es mejor que te le venda antes de que salgas de su tienda.
En la primera tienda no debes comprar nada, sólo tomar notas mentales y sobre todo nada de regatear, si ofreces una cifra quiere decir que tienes interés y tendrás que comprar la pieza si bajan hasta cerca de tu precio pues lo contrario ya sería mala educación, simplemente no muestres demasiado interés, ellos irán bajando el precio hasta casi su límite, a partir de ahí sabes que existe la posibilidad de pretar hasta un 30% más abajo.
En la segunda tienda haces un poco lo mismo y con esto ya sabrás más o menos cuanto puede costar la pieza.
Si quieres que la gente no se moleste puedes comprar una pequeña pieza de unas 100 rps, con ello ya se dan por satisfechos.
Si hace cómo yo hacía que era decirles que hoy no iba a comprar nada que igual mañana, se ponían de los nervios por que su negocio está en la compra compulsiva. Si encima dices que quieres comparar precios con otras tiendas ya les has matado, se relajan y saben que tienen que bajar al límite o te han perdido.
Cuando ya has visitado un par de tiendas puedes ir a una del gobierno, en estas tiendas los precios son fijos y sabrás cuál es el valor más o menos real de las piezas. Aún así en un tienda normal puedes bajar ése precio un 20% con facilidad.
Una vez que ya te haces una idea del precio promedio puedes comprar. Lo mejor es comprar muchas cosas en la misma tienda pues lo que de verdad les importa no es el margen que sacan de la pieza si no el total de la venta efectuada. Es decir que prefieren vender dos piezas por 1.000 rps que una por 800 rps.
Te pensarás que soy un poco cabroncete por andar racaneando a esta gente, y puede que lo sea pero también me comprendereis cuando os diga que la misma pieza en una tienda de turistas puede costar 40.000 rps (720 euros), en esa misma tienda cuando han llegado a su límite la misma pieza cuesta 20.000 rps, en la siguiente tienda, ya no tan de turistas, la misma pieza cuesta 10.000 rps y en una tienda pequeña cuando has ofrecido un precio y peleado un poco la tienes por 4.000 rps (72 euros). Cómo verás ya no es que me esté aprovechando, es que estoy intentando que no me tomen como el típico alemán gordito que está aquí de pasada y se le caen los euros del bolsillo.
Mamá ya tengo un elefante de madera para tí :).
Ir de tiendas es bastante agobiante, tienes que tener nervios de acero y no dejarte intimidar por ninguna de las múltiples estrategias de los vendedores.
Si respiras hondo y tienes un día de esos que te sientes seguro de tí mismo y la presión te hace cosquillas y sonríes, entonces es tu día de ir de tiendas.
Nada más entrar sonríes y saludas alegremente en alto, lo que quiere decir algo como "aquí estoy, venid a venderme todo lo que tengais". La voracidad de los vendedores es admirable.
Entonces empiezas a mirar las cosas y al rato empiezas a preguntar precios, no regateas al principio, simplemente pasas la siguiente pieza interesante y la observas y preguntas también el precio y pasas a la siguiente. Sin ningún tipo de esfuerzo empezarás a ver cómo los precios van bajando y si te preguntan cuál es tu precio dices: "nada nada, es muy caro". Sigues así un rato y la paciencia del vendedor empieza a acabarse, los precios siguen bajando y el vendedor empieza con los chantajes emocionales, que si no ha venido nadie hoy que si eres el primer cliente.
También jugará al típico truco de: "esta es la oferta por ser hoy por que hoy es el día de San Mortadelo". Lo que quiere decir que si vas a otra tienda la pieza estará mucho más barata por lo que es mejor que te le venda antes de que salgas de su tienda.
En la primera tienda no debes comprar nada, sólo tomar notas mentales y sobre todo nada de regatear, si ofreces una cifra quiere decir que tienes interés y tendrás que comprar la pieza si bajan hasta cerca de tu precio pues lo contrario ya sería mala educación, simplemente no muestres demasiado interés, ellos irán bajando el precio hasta casi su límite, a partir de ahí sabes que existe la posibilidad de pretar hasta un 30% más abajo.
En la segunda tienda haces un poco lo mismo y con esto ya sabrás más o menos cuanto puede costar la pieza.
Si quieres que la gente no se moleste puedes comprar una pequeña pieza de unas 100 rps, con ello ya se dan por satisfechos.
Si hace cómo yo hacía que era decirles que hoy no iba a comprar nada que igual mañana, se ponían de los nervios por que su negocio está en la compra compulsiva. Si encima dices que quieres comparar precios con otras tiendas ya les has matado, se relajan y saben que tienen que bajar al límite o te han perdido.
Cuando ya has visitado un par de tiendas puedes ir a una del gobierno, en estas tiendas los precios son fijos y sabrás cuál es el valor más o menos real de las piezas. Aún así en un tienda normal puedes bajar ése precio un 20% con facilidad.
Una vez que ya te haces una idea del precio promedio puedes comprar. Lo mejor es comprar muchas cosas en la misma tienda pues lo que de verdad les importa no es el margen que sacan de la pieza si no el total de la venta efectuada. Es decir que prefieren vender dos piezas por 1.000 rps que una por 800 rps.
Te pensarás que soy un poco cabroncete por andar racaneando a esta gente, y puede que lo sea pero también me comprendereis cuando os diga que la misma pieza en una tienda de turistas puede costar 40.000 rps (720 euros), en esa misma tienda cuando han llegado a su límite la misma pieza cuesta 20.000 rps, en la siguiente tienda, ya no tan de turistas, la misma pieza cuesta 10.000 rps y en una tienda pequeña cuando has ofrecido un precio y peleado un poco la tienes por 4.000 rps (72 euros). Cómo verás ya no es que me esté aprovechando, es que estoy intentando que no me tomen como el típico alemán gordito que está aquí de pasada y se le caen los euros del bolsillo.
Mamá ya tengo un elefante de madera para tí :).
Monday, January 15, 2007
Ilustraciones para el blog.
Una queridísima amiga me ha hecho unas ilustraciones para decorar el blog. Podeis verlas en las siguientes entradas:
* largo paseo
* Un pequeo barrio de Mysore.
* Paz en Nepal.
* Camino hacia el norte.
* Llegada y primer día.
Actualizado ( 1 de Febrero ):
* Old Delhi.
Pinchar sobre ellas para ampliarlas.
* largo paseo
* Un pequeo barrio de Mysore.
* Paz en Nepal.
* Camino hacia el norte.
* Llegada y primer día.
Actualizado ( 1 de Febrero ):
* Old Delhi.
Pinchar sobre ellas para ampliarlas.
Sunday, January 14, 2007
Doom 2
Doom 2 es la película bolliwoodiense de acción más popular del momento.
Compro una entrada de balcón que son las más caras como buen majarajá que soy y me dispongo a pasar 2 horas y media frente a la gran pantalla sin enterarme de nada. Pero sorprendentemente disfruto como un enano del despliegue de ingenuas escenas de acción, enredos y sorpresas del que se compone la película.
Cierto es que las escenas de diálogos pasan ante mí como si se tratara de un documental de animales pero estas películas tienen un alto contenido visual y la mayor parte de la trama se disluce fácilmente.
Son como un gran coctel de toques manga, con interminables momentos a cámara lenta, humor infantil royo jaimito, escenas musicales con bailes, descarada sobreactuación de los actores, lucimiento de cuerpos hermosos, antihéroes, trucos increiblemente originales, acción, peleas...
Me ha encantado y no me importaría ver la primera parte de la serie que dicen que es mucho mejor.
Compro una entrada de balcón que son las más caras como buen majarajá que soy y me dispongo a pasar 2 horas y media frente a la gran pantalla sin enterarme de nada. Pero sorprendentemente disfruto como un enano del despliegue de ingenuas escenas de acción, enredos y sorpresas del que se compone la película.
Cierto es que las escenas de diálogos pasan ante mí como si se tratara de un documental de animales pero estas películas tienen un alto contenido visual y la mayor parte de la trama se disluce fácilmente.
Son como un gran coctel de toques manga, con interminables momentos a cámara lenta, humor infantil royo jaimito, escenas musicales con bailes, descarada sobreactuación de los actores, lucimiento de cuerpos hermosos, antihéroes, trucos increiblemente originales, acción, peleas...
Me ha encantado y no me importaría ver la primera parte de la serie que dicen que es mucho mejor.
Repartiendo fotos en Mysore.
He vuelto a Mysore. Llevaba un par de semanas dándole vueltas a una idea y ayer me animé a completarla.
Cojo un tren mañanero hacia Mysore y me presento allí a medio día, atiendo a la llamada de un rickshaw y me lleva hasta Ashakapura, uno de los barrios pobres de la bulliciosa ciudad. Hace un par de semanas hice un buen puñado de fotos de este barrio de colores y de sus gentes que posaban entusiasmados para mí. Hoy he traido unas cuantas conmigo reveladas en papel, mi misión es encontrar a los modelos y regalarles una copia.
Es un momento delicado el preguntar a la primera persona, sé que la cosa se animará pronto en progresión geométrica y mis cálculos no me fallan. Las primeras personas que encuentro son los encargados de una peluquería a los que les hice una foto en la entrada de su tienda. Ya tengo un buen corro de niños a mi alrededor que me insisten en que les enseñe qué es lo que llevo en mis manos. Inmediatamente se convierten en mis guías y traductores personales. Recorremos los callejones donde más y más gente se muestra interesada por lo que es el acontecimiento del día. Mis fotos vuelan de mano en mano, se las quitan unos a otros y viajan lejos más allá de las esquinas para volver a parar a mis manos milagrosamente. Siempre hay alguien que reconoce a un familiar y les dá indicaciones a mis guías para que me acompañen en el camino.
La gente se queda sorprendida por mi actuación, me ofrecen comida y té y ríen y se les ilumina los ojos. Los niños son siempre los más agradecidos, no están acostumbrados a recibir nada. Son gente humilde que no está adaptada a los turistas y por lo tanto no han aprendido a exprimirlos.
Durante la búsqueda me conducen por callejones y casas. Pasillos estrechos y habitaciones de techo bajo. Grupos de niños y mayores. Artesanos, jugadores, ciclistas, cocineros, fumadores, cantantes, deportistas, ... Voy de la mano de los niños y mi misión y mis fotos precede siempre a mi llegada.
Unas cuantas horas más tarde y ya casi anocheciendo he acabo porfín mi reparto y una nube de niños ociosos me rodean esperando más fotos. No hay más fotos y necesito salir de la multitud, estoy agotado no por las caminatas sino por la presión de las gentes.
Camino los 4 km que separan el barrio del centro de la ciudad, descanso y juego en un parquecito en medio de la nada. Dos niñas me presentan a sus amigos y a un perro callejero. Me despiden interminablemente por encima de mi mochila cuando me marcho.
Esta gente es endiabladamente adorable.
Cojo un tren mañanero hacia Mysore y me presento allí a medio día, atiendo a la llamada de un rickshaw y me lleva hasta Ashakapura, uno de los barrios pobres de la bulliciosa ciudad. Hace un par de semanas hice un buen puñado de fotos de este barrio de colores y de sus gentes que posaban entusiasmados para mí. Hoy he traido unas cuantas conmigo reveladas en papel, mi misión es encontrar a los modelos y regalarles una copia.
Es un momento delicado el preguntar a la primera persona, sé que la cosa se animará pronto en progresión geométrica y mis cálculos no me fallan. Las primeras personas que encuentro son los encargados de una peluquería a los que les hice una foto en la entrada de su tienda. Ya tengo un buen corro de niños a mi alrededor que me insisten en que les enseñe qué es lo que llevo en mis manos. Inmediatamente se convierten en mis guías y traductores personales. Recorremos los callejones donde más y más gente se muestra interesada por lo que es el acontecimiento del día. Mis fotos vuelan de mano en mano, se las quitan unos a otros y viajan lejos más allá de las esquinas para volver a parar a mis manos milagrosamente. Siempre hay alguien que reconoce a un familiar y les dá indicaciones a mis guías para que me acompañen en el camino.
La gente se queda sorprendida por mi actuación, me ofrecen comida y té y ríen y se les ilumina los ojos. Los niños son siempre los más agradecidos, no están acostumbrados a recibir nada. Son gente humilde que no está adaptada a los turistas y por lo tanto no han aprendido a exprimirlos.
Durante la búsqueda me conducen por callejones y casas. Pasillos estrechos y habitaciones de techo bajo. Grupos de niños y mayores. Artesanos, jugadores, ciclistas, cocineros, fumadores, cantantes, deportistas, ... Voy de la mano de los niños y mi misión y mis fotos precede siempre a mi llegada.
Unas cuantas horas más tarde y ya casi anocheciendo he acabo porfín mi reparto y una nube de niños ociosos me rodean esperando más fotos. No hay más fotos y necesito salir de la multitud, estoy agotado no por las caminatas sino por la presión de las gentes.
Camino los 4 km que separan el barrio del centro de la ciudad, descanso y juego en un parquecito en medio de la nada. Dos niñas me presentan a sus amigos y a un perro callejero. Me despiden interminablemente por encima de mi mochila cuando me marcho.
Esta gente es endiabladamente adorable.
Sunday, January 07, 2007
Contactando con programadores en la capital tecnológica de India.
18:00 horas en mi querida cafetería "Java City". Ranganath y Praneeth ya están esperándome en la puerta. Son dos programadores java que han respondido a mi convocatoria de freelances para colaborar con la pequeña empresa de software de la que soy socio.
En el "Java City" están de concierto de jazz por lo que tenemos que mudar nuestra pequeña reunión de negocios a otra parte. Me llevan a una pequeña cafetería cercana y comienzan las presentaciones. Son entusiastas y activos. Uno de ellos es administrador del grupo de usuarios java de aquí de Bangalore. Se muestran superanimados a colaborar con nosotros e impacientes con que les pongamos a prueba.
Sus precios son considerablemente más bajos que lo que se puede encontrar en el mercado europeo pero me demuestran que su metodología es un poco tosca y arcaica. De todos modos nada que no se pueda solucionar con un par de tutoriales, unos buenos "Hola Mundo" y unas mentes despiertas.
La conversación es un poco lenta culpa de mi torpe inglés pero para los temas importantes la sensación es clara: hablamos el mismo idioma.
Volveré a verlos antes de irme de su tierra.
Aún queda mucho camino por recorrer antes de que nuestra relación dé otro paso, pero la experiencia es interesante.
Ése mismo día después de la reunión fuí a visitar a un conocido que tengo por ahí y me presentó a dos profesionales más en el mundo de la tecnología. Uno no me gustó por ser un departamento nuevo en una gran empresa de energía que quiere meterse en el mundo del software, el hombre era un poco arrogante y presuntuoso, me pareció curioso que me cogiera de la mano mientras andábamos por la calle (aquí lo suelen hacer). El otro era un programador de la vieja escuela con interés en reciclarse, tampoco superó la buena sensación que me dieron Ranganath y Praneeth, pero quedaron en escribirme con sus descripciones y ofertas.
En el "Java City" están de concierto de jazz por lo que tenemos que mudar nuestra pequeña reunión de negocios a otra parte. Me llevan a una pequeña cafetería cercana y comienzan las presentaciones. Son entusiastas y activos. Uno de ellos es administrador del grupo de usuarios java de aquí de Bangalore. Se muestran superanimados a colaborar con nosotros e impacientes con que les pongamos a prueba.
Sus precios son considerablemente más bajos que lo que se puede encontrar en el mercado europeo pero me demuestran que su metodología es un poco tosca y arcaica. De todos modos nada que no se pueda solucionar con un par de tutoriales, unos buenos "Hola Mundo" y unas mentes despiertas.
La conversación es un poco lenta culpa de mi torpe inglés pero para los temas importantes la sensación es clara: hablamos el mismo idioma.
Volveré a verlos antes de irme de su tierra.
Aún queda mucho camino por recorrer antes de que nuestra relación dé otro paso, pero la experiencia es interesante.
Ése mismo día después de la reunión fuí a visitar a un conocido que tengo por ahí y me presentó a dos profesionales más en el mundo de la tecnología. Uno no me gustó por ser un departamento nuevo en una gran empresa de energía que quiere meterse en el mundo del software, el hombre era un poco arrogante y presuntuoso, me pareció curioso que me cogiera de la mano mientras andábamos por la calle (aquí lo suelen hacer). El otro era un programador de la vieja escuela con interés en reciclarse, tampoco superó la buena sensación que me dieron Ranganath y Praneeth, pero quedaron en escribirme con sus descripciones y ofertas.
Saturday, January 06, 2007
Las preguntas de la cocina.
¿Cuál es el puchero de la leche? El que está negro por dentro.
¿Cuándo están en su punto los espaguettís? Aquí desde que los sacas de la caja pues si los lanzas contra las baldosas se quedan pegados.
¿Cuál es el bote del azucar y cuál el de la sal? Fácil: el del azucar es el que tiene hormigas dentro.
¿Por qué cruge la puerta del armarito al cerrarla? Por que has pillado una cucaracha contra el marco.
¿Dónde está la basura? Detrás de la nube de mosquitos.
¿Cuándo están en su punto los espaguettís? Aquí desde que los sacas de la caja pues si los lanzas contra las baldosas se quedan pegados.
¿Cuál es el bote del azucar y cuál el de la sal? Fácil: el del azucar es el que tiene hormigas dentro.
¿Por qué cruge la puerta del armarito al cerrarla? Por que has pillado una cucaracha contra el marco.
¿Dónde está la basura? Detrás de la nube de mosquitos.
Thursday, January 04, 2007
Nota para el viajero: Guía turística de Palolem.
Mi chiringuito preferido era el: D'Costa que está en la parte norte de la playa.
Mi relaciones públicas preferido era: Manyo, podeis preguntar por él en el D'Costa. Un chico joven con media melena que me buscaba los mejores precios y me daba buenos consejos sobre mejores horas para ir a ver los delfines o consejos sobre alquilar motos. También me consiguió alojamiento en los solicitados bungalows.
Sitio donde comer increibles bistecks: Cool Breeze, está un poco en el interior, en la calle principal que desemboca en la playa. Me lo recomendó una pareja de alemanes que se pirraban por la buena comida.
La playa de las tortugas: no es muy conocida, está como a 5 playas hacia el sur de la de Palolem, andando, si conoces el camino puedes tardar 2 horas. Puedes alquilar un barco de pescadores que te llevarán hasta allí, te esperán unas cuantas horas y te traerán por unas 1000 rps, en el barco caben 6 personas. Creo que las tortugas sólo están en invierno y es muy dificil verlas, pero la playa es muy apacible, el trayecto mola tanto en barco como andando.
La mejor parte de la playa: es la norte y los bungalows son más baratos.
La playa mariposa: es una tontería y no merece la pena ir. Yo no fuí pero toda la gente que me comentaba me decía lo mismo.
El proveedor: Sam Jey, le gusta que le llamen sólo Jey o Ronaldiño. Es el encargado de unos bungalows, podeis preguntar por él en el D'Costa, estaba siempre ofertando todo tipo de estupefacientes, pero ya sabía que conmigo no tenía mucho negocio.
Mi relaciones públicas preferido era: Manyo, podeis preguntar por él en el D'Costa. Un chico joven con media melena que me buscaba los mejores precios y me daba buenos consejos sobre mejores horas para ir a ver los delfines o consejos sobre alquilar motos. También me consiguió alojamiento en los solicitados bungalows.
Sitio donde comer increibles bistecks: Cool Breeze, está un poco en el interior, en la calle principal que desemboca en la playa. Me lo recomendó una pareja de alemanes que se pirraban por la buena comida.
La playa de las tortugas: no es muy conocida, está como a 5 playas hacia el sur de la de Palolem, andando, si conoces el camino puedes tardar 2 horas. Puedes alquilar un barco de pescadores que te llevarán hasta allí, te esperán unas cuantas horas y te traerán por unas 1000 rps, en el barco caben 6 personas. Creo que las tortugas sólo están en invierno y es muy dificil verlas, pero la playa es muy apacible, el trayecto mola tanto en barco como andando.
La mejor parte de la playa: es la norte y los bungalows son más baratos.
La playa mariposa: es una tontería y no merece la pena ir. Yo no fuí pero toda la gente que me comentaba me decía lo mismo.
El proveedor: Sam Jey, le gusta que le llamen sólo Jey o Ronaldiño. Es el encargado de unos bungalows, podeis preguntar por él en el D'Costa, estaba siempre ofertando todo tipo de estupefacientes, pero ya sabía que conmigo no tenía mucho negocio.
Wednesday, January 03, 2007
Los videos (y II)
Otros pequeños videos que pueden despertar en mí mil sensaciones cuando los revea en el futuro:
http://www.youtube.com/watch?v=eCYJwqbqKP0
http://www.youtube.com/watch?v=dbkvMGTcHM0
http://www.youtube.com/watch?v=Zk_ARmaLWjk
http://www.youtube.com/watch?v=19SW49isehc
Puede que a tí también te gusten ;)
http://www.youtube.com/watch?v=eCYJwqbqKP0
http://www.youtube.com/watch?v=dbkvMGTcHM0
http://www.youtube.com/watch?v=Zk_ARmaLWjk
http://www.youtube.com/watch?v=19SW49isehc
Puede que a tí también te gusten ;)
Las fotos (y III).
Esta vez son de Goa y la extraña navidad en la playa:
http://www.flickr.com/photos/d2clon/sets/72157594456282199
http://www.flickr.com/photos/d2clon/sets/72157594456282199
Tuesday, January 02, 2007
El infierno tiene 4 ruedas.
Las 21:30 horas, llevaba esperando más de hora y media que llegase mi autobús hacia Bangalore. Han pasado un par de ellos pero los conductores me dicen que ninguno de esos es el mío, la gente se pelea con los revisores, todos están mosqueados, puede que nos quedemos sin autobús. Al final uno de los conductores me deja entrar, me subo en marcha pues no esperan a nadie, me conduce por un estrecho pasillo rodeado de cortinas hasta el final del autobús, cinco asientos reclinables con sus bellos durmientes asociados se amontonan en un cubículo. Esto es la maravilla del famoso sleeper.
Me hundo en mi asiento y abrazo mi mochila, entorno los ojos y guardo la mirada en algún oscuro punto, la noche será larga e incómoda. Al reclinarme hacia atrás el asiento cede conmigo y al reincorparme el asiento lo hace conmigo sin ningún tipo de resistencia. Empujo la mochila hacia mís pies y me recuesto intentando despertar de esta horrible pesadilla. Entonces empiezo a sentir lo que ya me habían contado: la magnífica suspensión trasera de los sleeper, mi cabeza da tantos botes que me siento nervioso si cosigo reposarla durante mucho tiempo, muchos de estos saltos son verdaderamente asombrosos y la mitad superior de mi cuerpo puede flotar hasta 20 cm sobre el asiento con los consecuentes y agradables aterrizajes. Al final mi sistema nervioso se adapta y consigue poner rígido el cuello de forma refleja cuando empiezan los despegues.
La luz de la lámpara me dá directamente en la cara, mi gorra no es suficiente para apaciguarla. Dormito en posturas indibujables intentando adaptarme al volumen de mi mochila. Mi compañero me patalea cada vez que conquisto un centímetro de su zona. Alguien tiene una mala digestión y doi gracias de que nadie ronca. Somos los remeros de reemplazo descansando en la bodega de una gran galera.
Se me ha pasado bajar a mear en la anterior parada, aproveché la paz para dormitar y me fué imposible levantarme. No habrá otra parada hasta dentro de puede que 6 horas. Llego a Bangalore con una pelota de goma dura empujándome la próstata, nunca había tenido tantas ganas de mear, no sé en qué parte de la ciudad estamos ni quienes son esa gente que se bajan con sacos del autobús pero tengo que salir de aquí, cojo mi mochila, no reviso si me olvido algo, y me lanzo a la calle, esquivo los conductores de rickshaw y camino con visión de tunel hacia unos arbustos al final de la calle. Meé durante más de 2 minutos seguidos, casi me desmayo de felicidad antes de abrocharme la bragueta.
Otro viaje de autobús de 16horas que marca una nueva y encantadora cicatriz de satisfación y buenos momentos.
Me hundo en mi asiento y abrazo mi mochila, entorno los ojos y guardo la mirada en algún oscuro punto, la noche será larga e incómoda. Al reclinarme hacia atrás el asiento cede conmigo y al reincorparme el asiento lo hace conmigo sin ningún tipo de resistencia. Empujo la mochila hacia mís pies y me recuesto intentando despertar de esta horrible pesadilla. Entonces empiezo a sentir lo que ya me habían contado: la magnífica suspensión trasera de los sleeper, mi cabeza da tantos botes que me siento nervioso si cosigo reposarla durante mucho tiempo, muchos de estos saltos son verdaderamente asombrosos y la mitad superior de mi cuerpo puede flotar hasta 20 cm sobre el asiento con los consecuentes y agradables aterrizajes. Al final mi sistema nervioso se adapta y consigue poner rígido el cuello de forma refleja cuando empiezan los despegues.
La luz de la lámpara me dá directamente en la cara, mi gorra no es suficiente para apaciguarla. Dormito en posturas indibujables intentando adaptarme al volumen de mi mochila. Mi compañero me patalea cada vez que conquisto un centímetro de su zona. Alguien tiene una mala digestión y doi gracias de que nadie ronca. Somos los remeros de reemplazo descansando en la bodega de una gran galera.
Se me ha pasado bajar a mear en la anterior parada, aproveché la paz para dormitar y me fué imposible levantarme. No habrá otra parada hasta dentro de puede que 6 horas. Llego a Bangalore con una pelota de goma dura empujándome la próstata, nunca había tenido tantas ganas de mear, no sé en qué parte de la ciudad estamos ni quienes son esa gente que se bajan con sacos del autobús pero tengo que salir de aquí, cojo mi mochila, no reviso si me olvido algo, y me lanzo a la calle, esquivo los conductores de rickshaw y camino con visión de tunel hacia unos arbustos al final de la calle. Meé durante más de 2 minutos seguidos, casi me desmayo de felicidad antes de abrocharme la bragueta.
Otro viaje de autobús de 16horas que marca una nueva y encantadora cicatriz de satisfación y buenos momentos.
Monday, January 01, 2007
Se acabó la playa.
15:30 horas, en mi chiringuito preferido esperando que me sirvan una refrescante ensalada. Los perros de la playa están de revuelo por la aparición de un perro que no es de la comarca. El guiri que parece ser su dueño lo protege con aspavientos pero la jauría les sigue de cerca ladrando al nuevo para que se ande con cuidado.
Ya es hora de que me vuelva a Bangalore y me encadene al ordenador que tan abandonado he tenido estos días. Hay algún asunto importante que estoy impaciente por atender.
La noche de ayer fué.. curiosa. Cientos de fuegos artificiales bombardeaban peligrósamente cerca de nuestras cabezas la orilla del mar. Comí tiburón acompañado de mis agradables vecinos: australianos, ingleses e irlandeses, simpáticas parejitas que celebraban aniversarios más o menos recientes de sus respectivas bodas, desde recién casados hasta bodas de plata (25 años es bodas de plata?). Para ellos tuvo que ser una de las noches más mágicas de sus días. Para mí estuvo enmarcada en la timidez y la desituación, sólo y con tanta dificultad de comunicación, pues mi inglés no es ni de cerca suficiente para cazar la jocosa conversación de un grupito de angloparlantes animados.
Me despido de Goa con la sensación de no haber encontrado nada mágico ni poderoso. Lo más auténtico a lo que me he acercado fué al pescador de ostras que me ayudó a cruzar el enorme río que se interpuso en una de mis expediciones. Todo lo demás han sido maravillosas y efímeras sensaciones de turista en su burbuja acolchada.
Ya es hora de que me vuelva a Bangalore y me encadene al ordenador que tan abandonado he tenido estos días. Hay algún asunto importante que estoy impaciente por atender.
La noche de ayer fué.. curiosa. Cientos de fuegos artificiales bombardeaban peligrósamente cerca de nuestras cabezas la orilla del mar. Comí tiburón acompañado de mis agradables vecinos: australianos, ingleses e irlandeses, simpáticas parejitas que celebraban aniversarios más o menos recientes de sus respectivas bodas, desde recién casados hasta bodas de plata (25 años es bodas de plata?). Para ellos tuvo que ser una de las noches más mágicas de sus días. Para mí estuvo enmarcada en la timidez y la desituación, sólo y con tanta dificultad de comunicación, pues mi inglés no es ni de cerca suficiente para cazar la jocosa conversación de un grupito de angloparlantes animados.
Me despido de Goa con la sensación de no haber encontrado nada mágico ni poderoso. Lo más auténtico a lo que me he acercado fué al pescador de ostras que me ayudó a cruzar el enorme río que se interpuso en una de mis expediciones. Todo lo demás han sido maravillosas y efímeras sensaciones de turista en su burbuja acolchada.
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