La hospitalidad de su gente, las sonrisas fáciles, su manera de saludar, sus puestos, los rickshaws, sus precios, el silencio de la noche, sus miradas, los ojos de los niños, sus contrastes.
Ya no me irritan los continuos gritos de las bocinas, ni las continuas negociaciones, ni las difusas explicaciones que acostumbran a hacer con esaos movimientos de cabeza que es a la vez un sí y un no, ni siquiera la nata de los cafés y tes.
Son las 01:00am, mañana salgo temprano hacia Nepal, quería cruzarlo entero en bus hasta su capital pero no encuentro vuelos desde allí que me lleven a mi próximo destino a tiempo así que me conformaré con cruzar la línea y quedarme un par de días en el primer pueblo que encuentre.
Hoy he pasado todo el día com mi amadísimas chicas, la pequeña pricesa jovial y vergonzosa, la reina de intensa mirada azul, silenciosa y apacible y la brava comandante de expresión dura y misteriosa con afliado aguijón. Todo el día empapados de las aguas del río sagrado haciendo rafting por sus imprevisibles aguas y saltando desde rocas a más de 5m de altura. A la noche hemos bebido te y jugado a juegos embarazosos, me han hecho sentir super querido con sus "don't go Fernando, don't leave us¡" y nos hemos despedido con un 'hasta mañana' sabiendo que lo más probable es que no nos veamos nunca más.
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