Las 15:00 horas, Bandipure, sentado sobre la hierva, hace rato que observo a un elefante domesticado comiendo ramas de árbol. Sus movimientos son lentos y perezosos pero de un vigor estremecedor. Los monos me observan a corta distancia esperando la ocasión de robarme algo. Un pequeñe bambi se aleja entre la maleza. No hay ruido, no hay bocinas, sólo gruñidos y graznidos.
He conocido a Prier, es quién me ha sacado de la habitación para que conociera al elefante, insiste en que le acompañe a todas partes, no habla nada de inglés y su expresividad no es suficiente para saber que será lo próximo que me quiere enseñar. Ahora son los bambús destrozados por los elefantes salvajes, ahora rompe altos castillos de termitas para mostrarme el oscuro interior donde les gusta dormir a las serpientes venenosas.
He acabao trepando por los árboles como hacía tiempo que no podía hacer. Árboles magníficos para trepar, con enormes ramas a baja altura que crecen casi paralelas al suelo. Ideales para construir la tan soñada por todos casita del árbol.
Las 19:30 horas, hace casi dos horas que llevo recostado en lo alto de un árbol, los ciervos me rodean y me ladran con un sonido mitad de cachorro de perro mitad de viejo cuervo. Antes del anochecer ya estaban debajo mío. Son como 30, marrones, con pintas blancas, algunos con astas otros sin ellas, grandes y pequeños. No me temen, más bien me amenazan. Me esfuerzo en imaginar que estoy perdido en la selva y que mi habitación no se encuentra a un escaso kilómetro de mi árbol. Agudizo el oido para intentar sobrepasar el sonido de las hojas al viento y los gruñidos de los ciervos. Hay un avispero de animales salvajes ahí fuera. No quieren hacerme daño pero protegerán a sus crías con su vida ante cualquier duda de agresión, y, luego, preguntarán.
La noche sin luna me acurruca en sábanas de estrellas, el árbol me mece y las hojas me cantan. Por qué entonces esta inquietud, esta ansiedad que no me deja fundirme y disolverme. Es por que soy un extraño, por que no pertenezco aquí, ni al bosque ni a Bangalore ni a la India.
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2 comments:
ay, esto sí que es romántico. y nosotros aquí destrozándolo con películas porno.
cuanta razon tienes...
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