El día a día transcurre sin emociones ni grandes aventuras. Hace ya tiempo que me he reincorporado a mi trabajo y esta tarea me cubre casi todo el día y parte de la noche. Para poder acercarme al horario de oficina de Madrid debo ajustar mi reloj y saber que cuando allí son las 18:00horas aquí ya son las 22:30horas.
El mayor espacio de tiempo libre lo tengo por la mañanas y lo bien-gasto haciendo un poco de deporte. Cruzando en bici todos los días la terrorífica autovía hasta el otro lado de AirportRoad y acudiendo a las satisfactorias torturas que Josu, mi entrenador, me impone. También he encontrado un sitio donde jugar al baloncesto.
Me levanto, me peleo con los sirvientes de la casa que nunca tienen mi desayuno preparado, acabo haciéndomelo yo. Aveces la pelea es mayor y no hay gas o no hay leche. No te preocupes, no son peleas de verdad, ya no me desesperan estos contratiempos. Reviso mi email rápidamente, y pedaleo hasta el gimnasio, la gente ahí es simpatiquísima y me río mucho. Sudoroso y extasiado vuelo hasta un 'SubWay' cercano y almuerzo cualquier bocadillo vegetariano que me aconsejen. Sólo me queda tiempo para ducharme y sumergirme en la seudo-oficina que es mi cuaderno y mi portatil.
Por eso, amigo mio, no verás que los textos en este blog sigan multiplicándose al mismo ritmo que hasta ahora. Pues las aventuras y emociones se dilatan a partir de ahora. Ya me he acostumbrado a muchas de las sensaciones de este país y las he digerido de tal manera que ya no me sorprenden.
Adelanto que tengo un billete para un viaje de 11horas en el autobús más poco confortable de los existentes hacia mi destino en navidades: una playa tropical en GOA :).
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